CUARTA DECLARACION DE LA SELVA LACANDONA

Hoy decimos:
¡Aquí estamos!
¡Somos la dignidad rebelde, el corazón olvidado de la patria!
1o. de enero de 1996.
.. sigue:

http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1996/1996_01_01_a.htm

miércoles, 26 de marzo de 2014

La historia del ratoncito y el gatito- Sub Comandante Marcos.

La historia del ratoncito y el gatito- Sub Comandante Marcos.


Había una vez un ratoncito que tenía mucha hambre y quería comer un quesito que estaba en la cocinita de la casita. Y entonces el ratoncito se fue muy decidido a la cocinita para agarrar el quesito, pero resulta que se le atravesó un gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por el quesito a la cocinita.
Entonces estaba el ratoncito pensando en cómo hacer para ir por el quesito a la cocinita y pensó y dijo:
- Ya sé, voy a poner un platito con lechita y entonces el gatito se va a poner a tomar la lechita porque a los gatitos les gusta mucho la lechita. Y entonces, cuando el gatito esté tomando su lechita y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar el quesito y me lo voy a comer. - Muuuy buena idea -dijo el mismo ratoncito.
Y entonces se fue para buscar la lechita pero resulta que la lechita estaba en la cocinita y, cuando el ratoncito quiso ir a la cocinita, se le atravesó el gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por la lechita. Entonces estaba el ratoncito pensando en cómo hacer para ir por la lechita a la cocinita y pensó y dijo:
- Ya sé, voy a aventar un pescadito muy lejos y entonces el gatito se va a correr para ir a comer el pescadito, porque a los gatitos les gusta mucho el pescadito. Y entonces, cuando el gatito esté comiendo su pescadito y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar la lechita para poner en un platito y entonces, cuando el gatito esté tomando su lechita y no se dé cuenta, yo voy a ir a la cocinita para agarrar el quesito y me lo voy a comer. - Muuuy buena idea -dijo el mismo ratoncito.
Y entonces se fue a buscar el pescadito pero resulta que el pescadito estaba en la cocinita y, cuando el ratoncito quiso ir a la cocinita, se le atravesó el gatito y el ratoncito se espantó mucho y se corrió y ya no pudo ir por el pescadito. Y entonces el ratoncito vio que el quesito que quería, la lechita y el pescadito, todo estaba en la cocinita y no podía llegar porque el gatito se lo impedía. Y entonces el ratoncito dijo -“¡Ya basta!"- y agarró una ametralladora y acribilló al gatito y fue a la cocinita y vio que el pescadito, la lechita y el quesito ya se habían echado a perder y ya no se podían comer y entonces regresó a donde estaba el gatito y lo destazó y luego hizo un gran asado y luego invitó a todos sus amiguitos y amiguitas y entonces hicieron una fiesta y se comieron al gatito asado y cantaron y bailaron y vivieron muy felices. Y la historia comenzó…
Éste es el final del relato y el término de esta misiva. Os recuerdo que las divisiones entre países sólo sirven para tipificar el delito de “contrabando” y para darle sentido a las guerras.
Es claro que existen, al menos, dos cosas que están por encima de las fronteras: la una es el crimen que, disfrazado de modernidad, distribuye la miseria a escala mundial; la otra es la esperanza de que la vergüenza sólo exista cuando uno se equivoca de paso en el baile y no cada vez que nos vemos en un espejo. Para acabar con el primero y para hacer florecer la segunda, sólo hace falta luchar y ser mejores. Lo demás se sigue solo y es lo que suele llenar bibliotecas y museos.


No es necesario conquistar el mundo, basta con hacerlo de nuevo… Salud y sabed que, para el amor, una cama es sólo un pretexto; para el baile, una tonada es sólo un adorno; y para luchar, la nacionalidad es sólo un accidente meramente circunstancial.